Celebrar en casa
Contemplamos nuestra vida
- Hacemos explícito que nos reunimos en Su Nombre.
En el Nombre de este Dios comunión, que nos convoca a la fraternidad-sororidad universal. Confiando en el amor incondicional del Padre, ... la inspiración del Hijo y... el fuego del Espíritu. Amén.
- Como siempre le pedimos a la poesía y a la música que vayan despertando y templando nuestro corazón, esta vez con la canción: “Canción de fuego”, de Roberto Cantos.
CANCIÓN DE FUEGO
Roberto Cantos
Los perros ladran cumpa
y no sabemos qué quieren decir.
El sol nos brilla cumpa
alimentando historias pa ́ vivir.
Desde su corazón
el monte no está lejos, se me arrima.
Como un nido gigante,
como una sombra verde que ilumina.
CANCIÓN DE FUEGO
QUE NO SE APAGA NUNCA
HAY COSAS IRROMPIBLES
TODAVÍA, COMO LA LUNA.
CANCIÓN DE FUEGO
QUE NO SE APAGA NUNCA
HAY COSAS GENEROSAS
TODAVÍA, COMO LA LLUVIA.
Ahí va la carcajada,
del ademán curioso de la espiga.
Las cosas invisibles
protegen la verdad de la mentira.
La música de siempre
un soplo de la infancia nos habita.
Corazón musiquero.
los sueños van prendidos con la vida.
- Los invitamos a repetir alguna frase que nos toca más en este momento. Buscamos que siga resonando esta canción y así nos siga templando el corazón.
Tiempo personal:
- Nos habla el poeta de que hay en nosotros, una “canción de fuego” que es “irrompible como la luna” y “generosa como la lluvia”. Enseguida podemos asociar esa “canción de fuego” con esta necesidad de amar y ser amad@s.
- Nosotros bien sabemos que “amar” es todo un arte, un desafío... contradictorio, paradojal y mucho más. Por eso te invitamos a contemplar esta experiencia.
- Recorda uno de esos momentos donde sentiste esa “contradicción interna”; justamente por amar me debatía: ¿Hablo o no hablo?. ¿Dejo pasar o ya es el tiempo de enfrentar el posible conflicto si me pronuncio?
▪ ...
- Ahora que pasó el tiempo y lo vuelvo a contemplar: ¿Qué pasó?. ¿Qué pude aprender de esa experiencia?
▪ ...
- Si te parece, lo podes escribir.
- Te proponemos compartirlo. Si estas sol@, lo podes hacer después.
Reflexión:
- “Esa canción de fuego que no se apaga nunca, como la luna”, está en nosotros, nos alienta y no nos “deja tranquilos”, porque siempre nos invita a más. Como también dice el poeta: “Los sueños van prendidos con la vida”. Justamente ellos, los sueños, están ahí tensionándonos hacia “adelante” o hacia “lo más profundo” porque por más que muchas veces vivimos “en piloto automático”, la vida siempre se las arregla para despertarnos.
- Nos cuesta “mirar a los ojos” al otro con quien estamos mal. Somos conscientes de algo que no hemos dicho, como recién estuvimos pensando y quizás compartiendo, y eso nos “nubla nuestra mirada”. Pero sabemos que el desafío mayor es darme cuenta de lo que “me esta pasando” para no cargar al otro, lo que a mi me corresponde hacerme cargo.
- Creemos que “Las cosas invisibles, protegen la verdad de la mentira”, como recién cantamos. Necesitamos mirarnos en verdad. En los últimos cien años hemos tenido más acceso a diversas terapias, de las más variadas, para tratar de nombrar, descifrar, interpretar “lo que me pasa” para caer más en la cuenta de “lo que nos pasa”. Este camino es muy importante para seguir aprendiendo el arte de amar.
- Y ...como “un soplo de la infancia nos habita”, nuestro niñ@ interior ahí está buscando respuestas a través de sus deseos y de las heridas, buscando el abrazo necesario para seguir andando y creciendo en libertad, desde el amor. Algo así como lo que experimentamos en el vientre de nuestra madre.
- “Esa canción de fuego que es generosa como la lluvia”, el amor no nos deja bajar los brazos, por eso aunque cueste, nos convoca a enfrentar los conflictos, atravesar los miedos para tomar decisiones y así poder crecer juntos.También nos podemos quedar paralizados por mucho tiempo.
- Las decisiones pueden ser bien contradictorias, por ejemplo: “porque te quiero, necesito que terminemos esta relación” o “porque te quiero, necesito redoblar la apuesta”. Para vivir así, necesitamos estar bien conectados y confiar como Jesús, en “ese fuego que no se apaga nunca”. Y también estar convencidos que nuestro Dios nos ama incondicionalmente. Con este “fuego” ardiendo en nuestro corazón, contemplemos “el fuego” de Jesús.
- Esta reflexión, ¿Qué me provoca?, ¿Qué me hace sentipensar?