Shalom

 

Este próximo domingo, según el Leccionario, en las iglesias se leerán –entre otros- algunos textos especialmente interesantes para el diálogo entre judíos y cristianos. Está la narración de cómo Pedro –al querer caminar, lo mismo que Jesús, sobre las aguas - tuvo miedo y comenzó a hundirse. Y entonces Jesús le tendió la mano y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿porqué dudaste? (Mateo 14: 22-33) 

 

Ya el sábado (12 de Agosto), se leyó la parte (Mateo 17:19-20) en la que Jesús les explica a los apóstoles que es porque tienen poca fe que ellos no lograron sanar a un muchacho (expulsando al demonio que le había poseído). De nuevo: ¡La fe!

 

Y el domingo también se lee que ante el rumor de una brisa suave, el profeta Elías (1 Reyes 19, 9) se cubre el rostro con su manto (que sin duda es el manto litúrgico judío, ya que de ser por las inclemencias del tiempo, se hubiese cubierto antes, cuando soplaba el viento huracanado). Visto desde la tradición interpretativa judía, que Elías cubra su rostro con el manto litúrgico, alude a su fe judía. 

 

El problema es que la fe judía fue y es muy diferente de lo que probablemente piense Ud. Cuando decimos palabras como 'fe' o 'conocimiento' o 'verdad', significan algo diferente en judío a lo que significan en cristiano. En su contexto originario, la fe de la que habla Jesús -es decir: la fe de Jesús- no consiste en creer una doctrina, y proclamarla, que es a lo que se refiere hoy en día la teología cristiana cuando define qué es la fe. 

 

Desde el principio, el cristianismo, aunque conserva partes judías, se expresó en el idioma de Grecia. Y eso ha influido en la civilización occidental hasta el día de hoy. En el corazón de nuestra civilización actual hay una tensión no resuelta entre lo griego y lo judío. El pensamiento occidental se basa en un modelo griego, que es muy diferente del modelo judío.

 

Para explicar este punto, veamos por ejemplo lo que pasa en el libro Génesis. No contiene un solo relato de la creación. Contiene dos relatos: uno en Génesis capítulo 1, el otro en Génesis capítulo 2; y son dos relatos diferentes casi hasta el punto de la contradicción.

 

En GénesisÉl dice: "Hágase -" y entonces lo creado se hizo. Todas las literaturas del mundo antiguo tienen un mito de la creación en el que la deidad del cielo lucha con la del mar o las deidades batallan entre sí. Pero todo ese drama está ausente en esta increíble progresión majestuosa por la cual el universo se desarrolla sin conflicto, como resultado de Su palabra creadora. Ese capítulo de 31 versículos cambió el curso de la imaginación humana. 

 

El capítulo 1 de Génesis es el hito de una revolución en el pensamiento humano: la des-mitologización. Según el sociólogo Max Weber, la racionalidad de la civilización occidental nace en Génesis 1, donde los seres humanos -por primera vez- explicaron el mundo sin mito.

 

Ahora comparemos Génesis 1 con Génesis capítulo 2. Hay grandes diferencias entre los dos relatos. Primero: ¿cómo se describe al hombre en Génesis 1? Él es a la "imagen y semejanza de Dios". Algo majestuoso. ¿Cómo lo describe Génesis 2? 'Polvo de la tierra'

 

Luego: ¿Para qué fue creada la humanidad, según Gén 1? Para 'Llenar la tierra y conquistarla' –Aprender a controlar la creación. Dominarla. ¿Para qué según Gén 2? Casi lo contrario: pone al humano en el Edén, "Para servirlo y protegerlo".

 

Hombre y mujer: ¿cómo se crean en Gén. 1? ¡Simultáneamente!  Los crea, a ambos, a Su imagen. Pero en el capítulo 2, es una historia bastante diferente. Es sólo después de que el hombre ha sido creado que nos enteramos de que: "No es bueno que el hombre esté solo", y después de eso, es creada la mujer. 

 

En cuarto lugar, el nombre de nuestro creador es diferente en los dos capítulos. En el capítulo 1 es denominado Elokim, pero en el capítulo 2 nos encontramos con Su sagrado nombre, formado por cuatro letras -el Tetragrámaton- al que los judíos nos referimos como Hashém.

 

¿Cuál de los dos capítulos es el que narra la verdadera historia de la creación? La respuesta que intentaron algunos es que los dos capítulos fueron escritos por diferentes personas en diferentes momentos. Tal vez haya sucedido algo así, pero esa no es la cuestión. No los leen como un solo texto, sino que leen más allá del texto y dicen: ¿qué podemos aprender sobre las personas que lo escribieron? No consideran la gran pregunta: ¿cómo entendemos este conjunto de capítulos tan contradictorio?

 

La tradición interpretativa judía es rica en respuestas a esta última pregunta. Rashi, un hermoso comentarista judío clásico, dice que la palabra Elokim significa el atributo de la justicia. La palabra Hashem significa el atributo de Su misericordia. ¿Por qué hay dos relatos de la Creación? Porque originalmente nuestro creador creó el mundo bajo el atributo de la justicia, pero luego vio que el mundo no puede sobrevivir solo con la justicia y lo creó todo de nuevo, uniendo la justicia a Su misericordia.

 

Para el rabino Soloveitchik (autor de: The Lonely man of Faith) hay dos tipos de personalidad humana. Soloveitchik los llama "hombre majestuoso" y "hombre de la Alianza". La personalidad majestuosa parece controlar el mundo; la personalidad de la Alianza busca experimentar el mundo. La personalidad Majestuosa es el científico, y la personalidad de Alianza es el poeta. Y somos ambas cosas.

 

Entonces, dice Rav Soloveitchik, Génesis 1 describe una humanidad majestuosa, Hecha a Su imagen: la persona puede controlar y dominar el mundo. Génesis 2 describe la personalidad que se rige por el convenio, que sabe que sólo somos polvo de la tierra y que ha sido creada para servir y proteger al mundo. Y somos ambas cosas. Por eso hay estos dos capítulos: porque ambos son verdaderos y ambos son parte de lo que somos.

 

Génesis, capítulo 1 y capítulo 2, son los mismos eventos vistos desde dos perspectivas diferentes: una desde el punto de vista del universo; la otra desde el punto de vista de la humanidad. Gén. 1 y 2 son, a la narrativa lineal, lo que el cubismo es al arte figurativo.

 

 Para decirlo en el vocabulario de Martin Buber (autor de: dos formas de fe), lo que encontramos en Gén. 1 es a Elokim, es decir, un "eso". Es la fuerza de fuerzas, la "primera causa", el "big bang", el despliegue del universo entendido como una fuerza física, algo objetivo. 

 

Hashem, en cambio, es Su nombre. No es un sustantivo, es un nombre propio. Gén 2 no tiene nada que ver con las causas del universo. Tiene que ver con las relaciones. Tiene que ver con la soledad existencial del ser humano. Y sobre todo: con el descubrimiento de otra persona.

 

Para el pensamiento helenista los dioses eran como personas que observaban el mundo desde la distancia, como una audiencia observa un drama desde la distancia, como un visitante de una galería de arte que pasa ante una pintura y se detiene brevemente a mirarla. 

 

Génesis 1 introdujo una manera totalmente nueva de pensar en nuestro creador. Vasto, que trasciende el universo, infinito. Diferente de cualquier cosa en la naturaleza. Comparados con ese Di-s bíblico somos seres ínfimos, insignificantes motas de polvo ensuciando la matemáticamente lustrosa superficie de la eternidad. Eso somos en Gén. 1.

 

Pero sorpresivamente, el capítulo 2 dice exactamente lo contrario. Génesis 2 es sobre un ser humano que ocupa el centro del escenario y de la acción. Su nombre es Adán. Lo vemos despertar y ver a una mujer por primera vez. Y ¿qué hace en ese momento? Se alegra y compone una poesía, dice que ella es hueso de su hueso, carne de su carne

 

Génesis 2 nos permite compartir su asombro y alegría. Vemos la creación a través de los ojos de un ser humano. Es extraordinario: las sagradas escrituras muestran que el Creador hace espacio para la humanidad. Que toma en serio a los seres humanos. Que confiere legitimidad, dignidad, al punto de vista humano. No está en el centro del universo. Es cualquier cosa menos un espectador distante. Está cuidando al hombre, moldeándolo, respirando en él, plantándolo en un jardín, preocupado por su soledad. Tiernamente.

 

Para el pensamiento judío la verdad no es chata, bidimensional. Y muy a menudo no es una cuestión de verdadero o falso. ¡En el pensamiento judaico no rige la ley de la no contradicción! ¡Dos proposiciones contradictorias entre sí, pueden ser ambas ciertas! Todo depende de dónde estemos parados y cuál sea nuestra perspectiva.

 

La tradición judía rechaza el sistema de la lógica griega. Por lo tanto, rechaza la base del pensamiento occidental. Porque el pensamiento occidental trata de ver todo en términos de verdadero ó falso. Pero siempre hay más de una perspectiva. Y la tradición judía considera eso como parte inalienable de la naturaleza de la realidad.

 

Hay la opinión de Hillel. Pero también está la de Shammai. Está el punto de vista de Jacob. Pero también está el punto de vista de Esaú. Está el punto de vista de Adán. También está el punto de vista de Eva. Y, en última instancia, está el punto de vista de nosotros, aquí abajo, y está el punto de vista de nuestro Creador.

 

La forma de fe que Jesús reclamó a sus discípulos era radicalmente diferente de la que sostenían el pensamiento helenista de su época. La idea helenista de que la fe tiene que ver con doctrinas, que es la misma idea que hoy sostiene la cultura occidental. Los judíos de la época de Jesús veían el mundo de manera diferente. Tenían un concepto diferente de la verdad, del conocimiento, de la fe.

 

Hoy en día, los judíos (en general mucho mas helenizados que en la época de Jesús) todavía tenemos nuestras Biblias comentadas (las Mikraot Guedolot). En ellas encontramos las sagradas escrituras comentadas por el coro de las voces de los grandes pensadores rabínicos como Rashi, Ibn Esrah, Maimónides, Najmánides, Sforno, entre otros. 

 

En cada página parecen discutir, exponiendo ideas e interpretaciones originadas en continentes, siglos y mentalidades diferentes. En hebreo, esas discusiones se llaman:  Machlokot leshem shamayim. Son Argumentaciones por el bien del cielo. Aún más: no sólo hay argumentaciones por el bien del Cielo. También hay el argumentar con el Cielo mismo. Después de todo, Abraham discute con Dios. Moisés discute con Dios. Jeremías discute con Dios. También lo hace Job

 

El pensamiento filosófico y científico griego es lógico. El pensamiento judío es dialógico y cronológico, porque da dignidad a las múltiples perspectivas desde las que percibimos la realidad, y porque nos enseña a funcionar de modo diferente al menos un día a la semana. Lo más importante, es que la verdad no es sólo como aparece mirando hacia abajo desde el cielo. En judío, la verdadera fe es la confianza en el otro, que a su vez es la confianza plena en uno mismo, vista desde otra perspectiva

 

Al menos eso es lo que me parece que deben haber entendido sus discípulos, cuando leo que Jesús les dijo que no tenían suficiente fe.

 

Que tengan un Feliz y Bendecido domingo!

 

Shalom Shalom!

Last modified: Thursday, 10 August 2023, 5:52 AM