Shalom

De entre todos los inspiradores versículos que leerán en las iglesias este próximo fin de semana, elegí compartir algunas reflexiones sobre: … donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy presente en medio de ellos. (Mateo 18:15-20)

Elegí este texto porque en él encontré esta palabra enorme, que lo define, y que además es un puente directo entre la práctica litúrgica y de vida del creyente cristiano y la práctica de la vida según la tradición judía. La palabra es reunidos.

Quien alguna vez en su vida ha orado, sabe que son las oraciones que oramos por los demás, y otros oran por nosotros, las que son contestadas. Por el contrario: No siempre llega a tiempo la respuesta cuando oramos pidiendo por nosotros mismos. Según el poeta/filósofo medieval Judah Halevi los intereses de los individuos pueden entrar en conflicto entre sí, por lo que para el bien colectivo, oramos comunitariamente.

En nuestra cultura individualista, en la que cada uno trata de ganar su espacio, e incluso quiere posicionarse ante Di-s de la manera más ventajosa para lograr méritos para tener las mejores bendiciones, tendemos a olvidar la fuerza que tienen nuestros rezos cuando oramos por otros.

Este sábado a la noche celebramos el último Shabat de este año litúrgico judío. En el curso de la semana celebraremos nuestro año nuevo (llamado Rosh Ha Shaná).  Nos saludaremos con vecinos y amigos deseándonos mutuamente un feliz año nuevo (que en hebreo se dice: Shaná Tová)

Además, recordaremos y enseñamos que cuando estamos todos juntos y unidos, con la claridad que nuestros destinos están entrelazados, si yo recibo bendiciones son para compartirlas con el prójimo, y que si mi vecino no tiene como celebrar este Rosh Hashana (porque le faltan recursos), es mi problema.

Cuando adoptamos una posición egoísta, se nos juzga en forma individual y más estricta, pero cuando nos unimos al destino del resto de nuestro pueblo se nos envía bendición y éxito para todos.

Durante la mayor parte del año, me guío por una teología que sostiene que: Dado que nos concedió alguna libertad para decidir sobre nuestras vidas, a nuestro Creador no podemos imputarle las consecuencias de nuestras propias faltas, ni de las consecuencias de no atenernos a las vidas a las que nos comprometemos por razón y convicción. No es responsable por nuestros errores.

Pero en estos días de finalización y comienzo, durante estos 10 días del año, vuelvo a sentir que estoy ante la presencia del Di-s de mis ancestros. Vuelvo a encontrarme con Avinu Malkeinu (traducción: Padre y Señor nuestro). Le encuentro en la liturgia y en el deseo de mis rezos.

Por 10 días se transforma mi teología y vuelvo a buscar a mi juez, mi padre, mi confidente. Necesito alguien a quien confesar nuestras faltas –las de todos nosotros- y que sostenga al mundo a pesar de todo. E igual que mis ancestros, descubro solamente Uno, único lo suficientemente grande para todo esto.   

Cuando termine el servicio en la sinagoga, me iré de vuelta a mi casa, igual que los demás. Me llevaré a casa la vivencia de haber de haber estado en Su presencia por haberme reunido en Su Nombre.

Que algunos recen en iglesias y otros lo hagamos en la sinagoga, que algunos tengan fe en Jesús y otros tengamos la fe de Jesús, que para unos sea un día sin significación litúrgica y para otros sea Rosh Ha Shaná, son diferencias que es necesario tener en cuenta para respetarnos unos a otros.

Por encima de estas diferencias, podemos orar y pedir los unos por los otros. Reunirnos en nuestros corazones, en el Nombre del Único, aunque por el momento lo hagamos en edificios separados.

Ruego que este tiempo de meditación y redención sirva para acercarnos aún mas al Único creador de todos nosotros, que puedas encontrar paz en los caminos a los que estás acostumbrado y que seas iluminado por nuevos caminos de Paz. Que en los próximos 365 días se te presenten muchas nuevas maneras de hacer bien.

Y que sepas  no desaprovechar semejantes oportunidades.

Shalom Shalom

Last modified: Friday, 8 September 2023, 4:26 PM