Caridad + Justicia, por Marcelo Aptekmann
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El Domingo 19 de Noviembre, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de los pobres, instituida por el Papa Francisco. Por este motivo comentaré algunos aspectos de cómo se atienden las necesidades de los pobres, en el contexto de la cosmovisión religiosa judía.
Sin embargo, antes, quisiera resaltar dos textos muy breves que se leerán en las iglesias durante el oficio religioso de ese mismo día. El primero de ellos es la Antífona de Entrada: Dice el Señor: Yo tengo designios de Paz y no de aflicción. Invóquenme y los escucharé y pondré fin a su cautiverio.
El segundo texto que elijo entre lo que se leerá en las Iglesias es una parte del Salmo 127, que reza: ¡Que el Señor te bendiga desde Sión todos los días de tu vida: que contemples la Paz de Jerusalem!
El cautiverio al que se refiere la Antífona es el de todo miembro de Israel, en toda época. Hoy se refiere a los cristianos y judíos secuestrados el pasado 7 y 8 de Octubre, cuando la incursión terrorista de Hamas en el sur de Israel. Se refiere, entre otros, también a los ciudadanos argentinos secuestrados en Gaza, junto a varios cristianos.
Desde hace muchos siglos que los judíos venimos orando, en cada generación, por aquellos de nuestros hermanos que han sido secuestrados. Uno de esos rezos es el Ajeinu, al que inicialmente –desde el sigloX- solían rezarlo todos los judíos de rito Ashkenazí cada sábado a la tarde, después de leer la Biblia. Hoy en día se lo reza los Lunes y Jueves, después de juntos leer Su palabra.
El texto completo de esta plegaria es: Nuestra familia, que el Omnipresente tenga misericordia de ellos; de toda la casa de Israel, de los que están oprimidos o en cautiverio, a los que están en el mar o en tierra, que los saque de la estrechez a la expansión, de las tinieblas a la luz, y de la opresión a la redención, ahora, rápidamente y pronto.
Jesús nació del pueblo judío, así como todos sus primeros discípulos y la mayoría de las primeras generaciones de cristianos. La idea de la próxima venida del Mesías también la recibió la cristiandad del cultivar judío. Igual que los Salmos que reza la cristiandad, también nacidos del pueblo judío. Los Salmos forman parte de esa colección de libros a la que la cristiandad conoce como el antiguo testamento, en los que yo leo un testimonio: del primer amor de Di-s.
El Salmo 127 dice que el hombre que teme al Señor será bendecido con una esposa que será como una vid fecunda. Esta parte del texto, en sintonía con la parte de Proverbios 31 (que también se leerá el Domingo en las iglesias) fue escrito en una época en la que en el mundo prevalecía una estructura social muy diferente de la actual.
Muchas cosas han cambiado en el seno del pueblo judío desde que se escribieron los Proverbios. Israel es hoy el único país de medio oriente en el que una mujer puede –si así lo quiere- salir a la calle con el rostro descubierto, viajar sola, estudiar y trabajar en pie de igualdad con los varones. Pero de todos modos, aún hoy, el hombre que encuentra una mujer que le dé un hogar y una familia, se considera bendecido.
Igualmente bendecido es -según el Salmo- aquel que todos los días de su vida sea bendecido desde Sión y que pueda ver la paz de Jerusalem. ¿Incluirá eso a quienes se consideren a sí mismos antisionistas, pero leen los Salmos gestados por el pueblo judío y rezan con la esperanza de ser bendecidos desde Sión?
Agradezco el magisterio del mensaje del Papa Francisco en la Jornada Mundial de los Pobres. Es muy cierto que para muchos de nosotros la prisa, cotidiana compañera de la vida, impide detenerse, socorrer y hacerse cargo de los demás. Celebro, y tomo su sagaz diagnóstico: Delegar en otros es fácil; ofrecer dinero para que otros hagan caridad es un gesto generoso;
Las sagradas escrituras judías enseñan que hay una manera de hacer mas soportable el yugo de la pobreza, ya que aportan respuestas para superar el fastidio y la marginación de parte de quienes se encuentren con un pobre de carne y hueso por la calle.
Mas allá de que uno pueda elegir implicarse en primera persona tal como enseña el Papa que es la vocación de todo cristiano (–haciendo mías sus sabias palabras- me permito agregar: y también de todo judío), está la posibilidad de que las leyes defiendan la justicia social.
Las leyes del Israel bíblico, que algunos consideran antiguas y perimidas, seguramente necesitan ser interpretadas adecuadamente de modo de ser adaptadas a los tiempos contemporáneos, tanto como los Proverbios sobre la identidad y lugar social de las mujeres.
El estudio regular y sistemático las leyes de la Biblia que defienden los derechos de la viuda, el huérfano y el extranjero itinerante, es tan central en la tradición interpretativa, y tan formativo de valores culturales, que cuando un judío pide en la calle ayuda material a un transeúnte judío, no le pide una limosna. No pide ayuda ni generosidad. Reclama lo que por Ley Divina le corresponde: Tzedaká (: ¡Justicia!)
Son Leyes que dicen –por ejemplo, entre otras cosas- que el fruto que cae del árbol no debe ser levantado por el dueño de la tierra, porque ese fruto es de nuestro Creador, que dispone que sea para los pobres que lo pueden recoger libremente (y hasta aconseja al titular de ese campo ayudar a los pobres a levantar esa cosecha).
Solamente he citado una de entre muchas leyes de similar tenor. Esas leyes, originadas en una economía agrícola pre-industrial, además de ser agiornadas han devenido en un sistema de justicia social que incluye cosas tales como bolsas de trabajo, enseñanza de oficios e instituciones comunitarias para la atención de personas con necesidades especiales.
Que tengan una Feliz y Bendecida semana