Luz para otros, por Marcelo Aptekmann
link de YouTube
Descarga audio
El 10 de Diciembre se leerán litúrgicamente en las iglesias varios textos. Estas lecturas, en la celebración del Adviento, invitan a los feligreses a estar atentos y prepararse para la próxima llegada de la Luz, encarnada en el Niño Jesús. La liturgia comienza con la Palabra de Isaías, que invita a allanar los caminos por los que el Señor ya se acerca. Isaías vivió VIII siglos antes del nacimiento de Jesús.
Profetizó a los habitantes de Judea, los del reino del Sur, después de que los Asirios arrasaron el reino del Norte. Consolaos, consolaos, pueblo mío. Isaías Le anuncia a la ciudad de Jerusalem que no será arrasada por los Asirios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado.
Él Invita a los Judeos a volver a las enseñanzas recibidas en el Sinaí, a través de Moisés, porque Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a nuestro Creador tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Su profecía, en la que la cristiandad ve el anuncio de lo que ocho siglos mas tarde hará San Juan Bautista, es: Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová.
Lo que Isaías enseña a todos, tanto judíos como cristianos, es que los seres humanos tenemos que allanar el camino para Su venida, su Adviento: Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
El profeta invita al pueblo Judeo a volver al culto de Jacob, porque El Señor es un baluarte y un escudo, el Señor dará la gracia y la gloria a los que marchan rectamente: ninguna bendición les negará.
El siguiente texto que se lee en la liturgia del segundo Domingo de Adviento fue escrito en el mismo contexto cultural judaico, aunque en un momento histórico muy diferente. La 2ª epístola de Pedro, escrita para los descendientes de los Judeos para los que Isaías había profetizado, les recuerda que El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
En la época de Pedro es el sometimiento al imperio Romano y a sus vasallos locales, los integrantes de la dinastía de Herodes, lo que tiene al pueblo Judío ansiando la venida del emisario del Todopoderoso, ansiosamente esperando la restitución de la libertad y autarquía del pueblo Judío en su propia tierra, la que el creador del mundo le asignó.
Por eso advierte Pedro: Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche. nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.
La liturgia luego, con el Aleluia, cita al Evangelio de Lucas: como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos ásperos allanados.
Todas estas citas de Isaías tienen, durante el Adviento, un propósito: Allanar los montes y los valles es allanar los obstáculos -en uno mismo- a la venida del Señor. En las iglesias, la liturgia enseña a los cristianos que deben estar tan atentos como las vírgenes de la parábola en Mateo 15, preparados para iluminar al mundo con buenas acciones. Deben ser como lámparas llenas de talentos, para alumbrar toda la casa.
Los judíos –en estos días- también celebramos una festividad que, en el plano espiritual, parece tener puntos de contacto con la celebración del Adviento. Nuestra festividad se llama Jánuca, la fiesta de las luces.
Celebramos Jánuca del 7 al 15 de Diciembre, encendiendo un número variable de velas en candelabros de 9 brazos, y reuniéndonos con amigos y familia a comer, alegrarnos y cantar. Los candelabros pueden estar en un espacio público o frente a una ventana que dé a la calle.
En un nivel, las velas de Jánuca rememoran el milagro que se dice que se produjo cuando -170 años antes del nacimiento de Jesús- los habitantes de Judea se rebelaron contra una dinastía que les fue impuesta por un imperio helenista de la época. Cuando pudieron re-dedicar el Templo de Jerusalem al culto judaico ancestral, se encontraron con que el aceite que tenían solamente alcanzaría para que el candelabro del Templo iluminase por un día nada más.
El milagro es que aún con esa exigua cantidad de aceite, el candelabro ardió y dio luz durante una semana. La Luz de aquel candelabro es, en otro plano, una alegoría del milagro espiritual que se produce cuando un judío decide volver a la práctica del culto judaico, a pesar de que le parezca casi imposible poder hacerlo.
¿Cómo hace un judío para ser una Luz para quienes le rodean? Hay tres maneras: 1) Vive según las normas de vida, enseñadas por nuestro Creador, al pueblo judío, a través de Moisés. 2) Alaba, teme y agradece al Creador con sus rezos. 3) Estudia las sagradas escrituras. En la cosmovisión judía, la mas superadora de estas tres formas es la tercera, porque a la larga lleva a las otras dos.
La última lectura del Domingo 10 es del Evangelio de Marcos, que también cita a Isaías: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.
En mi opinión Juan el Bautista era lo que en la práctica judaica se denominaun Nasir, pero dejaré el comentario sobre qué es un Nasir para otra ocasión. Antes de despedirme por hoy, saludo con alegría a los rehenes que fueron soltados recientemente por los terroristas de Gaza, y recuerdo a los que siguen cautivos, y rezo por su pronta liberación.
Que tenga una feliz y bendecida semana!