Tanto Jesús, María, Pablo y todos los primeros cristianos mamaron de sus padres (el Israel de Dios) la tradición de bendecir:

  • en Números 6,22ss nuestro Creador nos enseña a bendecir, cuando le dice a Moisés: “Di a Aarón y a sus hijos: ésta es la fórmula para bendecir a los israelitas: Yahvé te bendiga y te guarde, Yahvé haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor, Yahvé te muestre su rostro y te conceda la paz. Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré”.
  • Te bendiga y te guarde, según Deuteronomio 11,13, significa que, si obedecen cuidadosamente a Sus mandamientos amando a Su Dios, y sirviéndole con todo su corazón, y con toda su alma, Dios dará la lluvia a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite. Te bendiga y te guarde tiene un significado más material que espiritual: lluvia, cosechas, comida.
  • La bendición Israelita no alaba la pobreza ni el ascetismo ni propone la negación de las necesidades de la carne. Es justamente en este mundo material que vamos a encontrar las bendiciones de nuestro Hacedor. Pero, debemos cuidarnos de no olvidar que Cuando hayas comido y te hayas saciado, bendecirás al Señor tu Dios por la buena tierra que Él te ha dado.
  • Corremos peligro, según Deuteronomio 8,17 de equivocarnos para que después fueras feliz. No pienses entonces: “Con mis propias fuerzas me he creado estas riquezas”. Acuérdate de Yahvé, tu Dios; él es quien te ha dado fuerza para conseguir esas riquezas, así mantiene la alianza que juró a tus padres, como de hecho hoy sucede”.

Haga resplandecer Su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia remite a que:

  • Para hacer las paces en el mundo debemos estar en paz con nosotros mismos. Para estar en paz con nosotros mismos debemos saber que somos valorados incondicionalmente. Eso no sucede a menudo. La gente nos valora por lo que podemos darles.

Jesús desea que sus seguidores expresen esa incondicionalidad del amor, cuando dice: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen y oren por los que los calumnian.” (Lc 6, 27-28)

Igual Pablo cuando exhorta a los cristianos de Roma: “Bendigan a quienes los persiguen; bendigan y no maldigan” (Rm 12, 14)

Dios nos valora incondicionalmente. Si estamos aquí, es porque Él quiso que estuviéramos. Nuestra propia existencia da testimonio de Su amor. A diferencia de otros, nunca se da por vencido con nosotros. No rechaza a nadie. Él nunca pierde la fe, por muchas veces que fallemos. Cuando caemos, Él nos levanta. Él cree en nosotros más de lo que nosotros creemos en nosotros mismos.

Él nos ama por lo que somos y por lo que podríamos llegar a ser. Ama lo bueno en nosotros, no lo exitoso, lo persuasivo o lo carismático. Él ignora la imagen que tratamos de proyectar, porque nos conoce desde adentro. Suya es la voz que desde dentro de nosotros dice: "Conmigo, no tienes que fingir. Te conocí antes de que nacieras. Te conozco porque te hice, y te hice porque te necesito, o más precisamente, porque el mundo te necesita. Hay una tarea que solo tú puedes hacer. Ahora, por lo tanto, sé fuerte y hazlo".

Bendecir no es un acto de poder (como le enseñó su burra al señor Balaám, hijo de Beor). Es desearle lo mejor a otros. Cuando bendecir es un acto de humildad y amor, bendecir es una bendición.

Last modified: Thursday, 4 January 2024, 10:38 PM