“La Palabra en Juan”, por Marcelo Aptekmann
El Domingo 14 de Enero, en las Iglesias se lee que estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos y que al ver a Jesús que pasaba dijo: Éste es el cordero de Di-s. Aquellos dos discípulos de Juan, lo siguieron entonces a Jesús. Uno de ellos era Andrés, el hermano de quien luego será conocido como San Pedro. Así es como junto al Jordán, cerca del Mar Muerto, en uno de los sitios mas hondos de la Tierra, comenzó Jesús a tener sus propios seguidores.
Juan el Bautista juega un papel importante en la historiografía cristiana, pero es importante recordar que Juan no era cristiano, ya que no existía en ese momento tal cosa, y que su "bautismo" no era lo mismo que el rito cristiano. La inmersión que practicaba Juan era una variación de la práctica judía (llamada Tevilá) de sumergirse en agua para la purificación ritual.
El Evangelio de Marcos dice que en el desierto él predicaba el arrepentimiento para el perdón de los pecados, y que (Marcos 1:5-6) Toda la región de Judea y todo el pueblo de Jerusalén salieron a él. Confesando sus pecados, fueron bautizados por él en el río Jordán. Juan vestía pelo de camello, con un cinturón de cuero a la cintura, y comía langostas y miel silvestre. Su velludo manto era común en los profetas de Israel (ver Zacarías 13:4).
Su manto, y el cinturón de cuero permiten asociar su imagen a la del profeta Elías (ver 2 Reyes 1:8 y 2:12-13). En cuanto a sus enseñanzas, según el historiador judío helenístico Flavio Josefo, eran que enseñó a los judíos a que ejercieran la virtud, la justicia para con los demás y la piedad para con Dios. Porque, en opinión de Juan, el bautismo sólo sería agradable a Di-s, si no lo usaran para obtener el perdón de algunos pecados, sino más bien para la purificación de sus cuerpos, en cuanto se daba por sentado que sus almas ya habían sido purificadas al volver a la Ley de Moisés.
Según Flavio Josefo, Mucha gente se acercó a él, porque se conmovieron mucho con sus palabras, lo que reafirma lo dicho en el evangelio de Marcos, de que Toda la región de Judea y todo el pueblo de Jerusalén salieron a él. Por otra parte, la inmersión en agua como símbolo de purificación aparece en los rollos de Qumrán (cerca de la desembocadura del Jordán en el Mar Muerto).
Por ejemplo, uno de los rollos del Mar Muerto, la Regla de la Comunidad, dice que la inmersión ritual es parte de la limpieza espiritual de una persona y que por el espíritu de rectitud y humildad su pecado es expiado. Y por el cumplimiento de su alma con todas las leyes de Dios, su carne es purificada al ser rociada con aguas purificadoras y santificada con las aguas del arrepentimiento. (1QS 3:6–9)
La popularidad de Juan contribuyó a su caída. Convocaba multitudes en la orilla oriental del Jordán, llamada Perea, y tal vez también en la geográficamente cercana Galilea. Estos territorios no estaban bajo administración romana directa, sino que eran gobernados por Herodes Antipas, uno de los hijos de Herodes el Grande. Según Flavio Josefo, Herodes Antipas temía que el movimiento de Juan eventualmente se convirtiera en un levantamiento, y por eso lo hizo arrestar y ejecutar.
Según los Evangelios de Marcos y Mateo, lo que Juan denunciaba era que era un delito que Herodes Antipas se casara con Herodías, la ex esposa de su hermano (ver Marcos 6:17). También el historiador judío Flavio Josefo (Ant 18) confirma que Herodes Antipas se había casado, en vida de su hermano, con su excuñada, violando así una expresa prohibición de la Torá (ver Levítico 18:16, 20:21). El repudio de F. Josefo al matrimonio de Herodías con su ex cuñado probablemente refleja lo que la mayoría de los judíos de la época sentían.
Tal vez por eso, en el evangelio de Lucas (11:1-4), Sus discípulos le piden a Jesús: ¡Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos! Si bien ninguna fuente preserva hoy una oración enseñada por Juan el Bautista, la plegaria que Jesús les enseñó a sus discípulos (hoy es central y emblemática para la cristiandad), no tiene ningún elemento específicamente cristiano que permita distinguirla de otras oraciones judías, como el Kadish, o como las que pudo haber rezado Juan.
Tal vez pueda ser interesante para un cristiano de hoy en día reflexionar sobre el sentido primero, el significado que La Palabra de Jesús pudo haber tenido para sus interlocutores de la primera hora. Ese sentido inicial, está forzosamente ligado al contexto judaico del Jesús histórico. Entre Sus enseñanzas ¿Habrá alguna que pudo haber sido interpretada en un sentido afín al magisterio de Juan el Bautista?
Por ejemplo, cuando Jesús enseña que Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre (Mateo 19:6-8). Esa enseñanza, ¿tal vez tuvo, para quienes primero le escucharon, un sentido específico de condena a la corrupción y fornicación practicada por Herodes Agripa?
Hoy en día, en lugar de ver a Juan el Bautista como un profeta con su propia misión, los cristianos lo ven como un heraldo de Jesús, una voz que clama en el desierto para anunciarlo. En el Evangelio de Juan, el Bautista se describe a sí mismo como testigo de Jesús el Mesías. Pero ninguno de los evangelios dice que Juan el Bautista se haya convertido en un seguidor de Jesús, y el nuevo Testamento incluso habla de una comunidad de cristianos ¡que ni siquiera habían oído hablar de Jesús!
Algunos de aquellos primeros “cristianos” que no habían oído hablar de Jesús, posiblemente fueran judíos que aceptaban a Iojanán como profeta. Si consideramos que Jesús había enseñado que no vino para cambiar ni una sola letra de la Ley (de Moisés), puede que estuvieran dispuestos a aprender mas sobre Jesús si Su magisterio incluyera ecos de las enseñanzas de Juan el Bautista, y no contuviera enseñanzas que entrasen en conflicto con las leyes judías, que en los días de Jesús permitían (y todavía hoy permiten) el divorcio.
Que tenga una feliz y bendecida semana