Shalom

El próximo Domingo 14 de Abril, 3* de Pascua, se leerá en las iglesias un fragmento de Hechos de los Apóstoles que narra que San Pedro dice: Ustedes renegaron del Santo y del Justo. Pedro aclara que esos judíos actuaron por ignorancia, igual que sus jefes. Y además explica que, así, Di-s cumplió lo que había anunciado por medio de todos los profetas: Que su Mesías debía padecer. Por lo tanto hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados.  

Elijo comentar este texto, porque hoy en día, podría interpretarse como que dijo: Uds. (los judíos) pecaron al pedirle a Poncio Pilato que libere a un homicida en lugar de pedirle por Jesús. Pecaron por ignorancia, porque no reconocieron en Jesús al autor de la vida. Por lo tanto, reconozcan a Jesús, dejen de negarlo, conviértanse y hagan penitencia, para que sus pecados sean perdonados.

Mi primer reacción al leer este texto fue preguntarme ¿Es una sutil ironía que estas palabras las diga justamente Pedro, que poco antes había él mismo negado a Jesús (tres veces)? Mas allá de este detalle literario, recuerdo que en ese momento de la historia Jesús todavía no era visto por sus discípulos como un ser divino. Esa es una doctrina teológica que fue desarrollándose después de los días del Apóstol Pedro

Pero entonces, ¿qué quiso decir San Pedro con eso de …hagan penitencia y conviértanse? No lo se con certeza, pero hay un concepto, propio de la cultura judía, que tal vez nos lleve a la respuesta. Tengamos presente que tanto Pedro, como sus interlocutores judíos, compartían una cultura que se basaba en el amor al Di-s de Abraham, el Di-s de Isaac y el D-os de Jacob, el Di-s de nuestros padres (Hechos 3-13).

El concepto en cuestión es el de la la Teshuvá (palabra que en hebreo quiere decir retorno). Quiere decir volver al camino judío de vida, que se orienta por las instrucciones de las sagradas escrituras (particularmente según las normas de la Torah). Y también significa arrepentirse de los pecados propios, de una forma profunda, sincera y efectiva.

En cuanto "arrepentirse", la Teshuvá es un proceso en el cual la persona examina las actitudes que le desvían del camino. La Teshuvá es el retorno al “Yo” original, porque en la cosmovisión judía, las actitudes negativas de las personas son un ocultamiento de su alma verdadera. El arrepentimiento, en la Teshuvá, es un reconocimiento de los errores cometidos y la conciencia de que a pesar de mantener una esencia pura, se ha fallado.

El proceso de la Teshuvá como arrepentimiento comienza cuando la persona judía se detiene y frena sus malos hábitos, deja sus pecados atrás y comienza a buscar una nueva forma de proceder. Luego el proceso de la Teshuvá sigue cuando admite sus errores de una manera humilde, con una actitud sincera. Finalmente, toma la determinación de no volver a cometer los errores pasados y repara lo reparable.

Aunque los errores hayan sido cometidos de manera involuntaria, cada judío tiene la obligación de expiarlos; la Teshuvá de las faltas involuntarias permite comprender que uno siempre es responsable de las propias acciones, incluso las involuntarias, y que uno debe armarse con sabiduría, vigilar con celo, para evitar incluso las situaciones debidas a causas externas, o a otras personas.

En la Torah, la historia paradigmática de Teshuva (como arrepentimiento) es la de cuando Judá se ofrece como rehén, en reemplazo de su hermano menor. Aunque José muestra sabiduría al perdonarlos y no querer vengarse de sus hermanos por haberlo vendido como esclavo, y dice que gracias a lo que ellos le hicieron él ahora puede dar de comer a Egipto e Israel, sus descendientes se alejarán de la Alianza con Di-s, que  en cambio perdura a través del linaje de Judá.

José es sabio, poderoso, inteligente y generoso. Pero Judá se da cuenta que hizo mal al vender un hermano y se arrepiente. Se niega a dejar al hermano menor en Egipto, porque su padre (Jacob) lo ama y no  soportaría que también su bienamado hijito menor no retorne a sus brazos.

A través de su Teshuvá, Judá se transforma en una persona mejor. Se ofrece para tomar el lugar de otro, para quedar como rehén. Esa Teshuvá, en la tradición interpretativa judía, es superior incluso a todos los méritos de José, y por eso son los descendientes de Judá, y no los de José, los que siglos mas tarde seguirán apegados a la Alianza.

Existe otro uso de la palabra. Un Baal Teshuvá, es un judío que no ha vivido según las prácticas judías, y que luego vuelve al judaísmo y a la vida según las normas de la Torah. Tanto el sincero arrepentimiento por los errores del pasado, como la franca aspiración de retornar a Di-s, son (en la cosmovisión judía) como dos caras de una moneda.

 

Según el Talmud, el fundamento de la Teshuvá preexistió a la creación misma (tratado Pirkei Avot), En el momento de la creación, Di-s inicialmente habría creado este mundo solamente según la lógica racional del juicio; pero posteriormente decidió agregar la misericordia y la bondad.

 

¿Pero qué tiene todo esto que ver con las palabras de San Pedro a sus interlocutores judíos? En primer lugar, que San Pedro posiblemente NO les estuviera diciendo a sus interlocutores judíos que debían convertirse al cristianismo y hacer penitencia. Eso no hubiera tenido mucho sentido para ellos, porque en ese momento de la historia el cristianismo todavía no era una religión diferente.

 

Quizás les estaba diciendo que era hora que hiciesen una Teshuvá. ¿Les habrá propuesto que hagan una profunda introspección, para entender que al actuar en masa, erraron al elegir salvar a un asesino, en lugar de salvar a un hombre Santo y Justo? En todo caso, si les proponía una Teshuvá, la conversión que les pedía era: que volviesen a vivir según las instrucciones de la Torah.

 

Pablo, el Apóstol de los gentiles, predicó a los descendientes de José y del resto de los habitantes del reino del norte, junto a los gentiles que les acompañaban, a los que la Biblia denomina la casa de Israel, que volvieran al Di-s de Israel a través del amor a Jesús. Pero ese no era el camino de Salvación para los judíos, descendientes de la casa deJudá, que a menudo erraron en cómo amar a Di-s, pero que nunca se apartaron definitivamente de la Alianza establecida en el Sinaí.

Jesús no vino sino para las ovejas perdidas de la casa de Israel, y además no vino a cambiar ni una sola letra de la Torah, que sigue siendo para los judíos de hoy el  "mapa" de nuestro camino, que nos instruye sobre  cómo hacer para cumplir concretamente con eso de "Ama a tu prójimo como a tí mismo".

Es así hoy en día, y en mi opinión así fue cuando Pedro, el Apóstol para los judíos, predicó a una multitud de judíos de su época, invitándolos a hacer su Teshuvá.

Que tenga una bendecida semana

Shalom Shalom

Last modified: Tuesday, 9 April 2024, 2:20 PM