“El dato es más importante que el relato.”

Amanda Adriana Arimayn. Arquitecta

Arieh Sztokman. Rabino

Uno de los maestros del movimiento jasídico el rabino Shneur Zalman de Ladi dijo: “Todas las almas son iguales, todas tienen un mismo padre. Es en virtud de este origen en el Dios único que todos los de Israel fueron llamados hermanos, en el más pleno sentido de la palabra, solo que los cuerpos son independientes entre sí”.

Si experimentamos la vida desde el cuerpo, concediendo prioridad a las percepciones y los deseos físicos, pueden surgir conflictos entre nosotros. Si vivimos desde el alma, hay unidad. En tal situación, el mandamiento “Amarás a tu prójimo como a ti mismo…” (Levítico 19:18) es natural e inevitable, puesto que tu prójimo es parte de ti mismo o, más bien, tú y tu prójimo formáis parte de un yo más grande. 

Tomando en consideración lo expresado, hemos de fundamentar que toda la humanidad es una sola alma en distintos cuerpos, basándonos en el Tanaj (Biblia hebrea), el Nuevo Testamento y el Corán.

Tanaj (Biblia hebrea)

Dijo Elohim: Hagamos al humano a Nuestra imagen, como Nuestra apariencia y que dominen, ellos, los peces del mar y las aves de los cielos, los animales, toda la tierra y todos los reptiles que reptan sobre la tierra. Creó Elohim al humano a Su imagen, a la imagen de Elohim le creó, macho y hembra Él los creó. Los bendijo Elohim y les dijo Elohim, fructificaos y multiplicaos, llenad la tierra y conquistadla, dominad los peces del mar y las aves del cielo y todo animal que se mueve sobre la tierra. (Génesis 1:26/28).

Formó Adonai Elohim al humano del polvo de la tierra y le insufló en sus nares hálito de vida y se convirtió Adam en un ser viviente. (Génesis 2:7).

El término ser viviente ha sido traducido por Onkelos (35 – 120 e.c. – Tradujo al arameo) como “ente que habla”. Por otra parte, Rambán (Moisés ben Najman también conocido como Najmanides. 1194/1270) quiere ver en este versículo una clara referencia al aspecto espiritual de la vida del ser humano, que, si bien formado del polvo de la tierra, Dios le insufla en sus nares el hálito de vida.

Rambán ve en el hecho de que aquí figuren dos nombres, Adonai Elohim, una insinuación de que el hálito de vida que tiene el humano no le procede de ninguno de los elementos que componen la naturaleza sino del espíritu que emana de Dios (alma). Y de allí la forma precisa del versículo que dice que Dios le insufló en sus nares hálito de vida, lo que quiere señalar la dimensión de lo espiritual que encierra en sí el ser humano. Y únicamente después de recibir este hálito de Dios se tornará en ser viviente. (Comentarios del Rabino Marcos Edery (Z”L).

Hizo caer Adonai Elohim un sopor sobre el hombre y éste se durmió y tomó uno de sus costados y cerró la cavidad de la carne que había debajo. Modeló Adonai Elohim el costado que había tomado del hombre, como mujer, y la condujo hasta el hombre. Dijo el hombre Esta vez hueso de mis huesos y carne de mi carne. A esta se la llamará mujer pues del hombre fue tomada esta. (Génesis 2:21/23).

El texto quiere recalcar específicamente es que la mujer es creada a partir del cuerpo del mismo Adam (ser humano), es decir no le insufla hálito de vida, sino que dicho hálito de vida (alma) viene con el hombre.

Dios insufló hálito de vida (alma) una sola vez, es por ello que los seres humanos somos un alma en varios cuerpos. 

El hombre amó a Java, su esposa, la que concibió y parió a Caín. Y dijo: He creado un varón con la ayuda de Adonai. Dio nacimiento también a su hermano, a Hevel (Abel); fue Hevel pastor de ovejas y Caín era labrador de la tierra. (Génesis 4:1/3).

Nacen nuevos seres humanos (cuerpo y alma), creados por otros seres humanos.

La Mishná, texto post bíblico, Masejet Sanhedrin dice: "Quien destruye una sola vida es como si destruyese el mundo entero; y quien salva una sola vida es como si salvase al mundo entero.

Nuevo Testamento

Libro de los orígenes de Jesucristo, hijo de David e hijo de Abraham. Abraham fue padre de Isaac, y este de Jacob. Jacob fue padre de Judá y de sus hermanos. De la unión de Judá y de Tamar nacieron Farés y Zera.

 Farés fue padre de Esrón y Esrón de Aram. Aram fue padre de Aminadab, éste de Naasón y Naason de Salmon. Salmon fue padre de Booz y Rahab su madre. Booz fue padre de Obed y Rut su madre. Obed fue padre de Jesé. Jesé fue padre del rey David. David fue padre de Salomón y su madre la que había sido la esposa de Urias. Salomón fue padre de Roboam, que fue padre de Abías. Luego vienen los reyes Asá, Josafat, Joram, Ocías, Joatan, Ajaz, Ezequías, Manases, Amon y Josías. Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos, en tiempos de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel y éste de Zorobabel. Zorobabel fue padre de Abiud, Abiud de Eliacim y Eliazim de Azor. Azor fue padre de Sadoc, Sadoc de Aquim y éste de Eliud. Eliud fue padre de Eleazar, Eleazar de Matán y éste de Jacob. Jacob fue padre de José, esposo de Maria, de la que nació Jesus, llamado Cristo.

De modo que fueron catorce las generaciones desde Abraham a David; otras catorce desde David hasta la deportación a Babilonia, y catorce más desde esta deportación hasta el nacimiento de Cristo.

Evangelio de Mateo 1:1/17.

De acuerdo a lo escrito fueron los seres humanos quienes engendraron hijos que transmitieron a lo largo de los años el hálito de Dios. Este hálito de Dios, alma, fue dado por Dios por primera y única vez al humano por Él creado.

Los otros seres humanos que nacieron a lo largo de muchas generaciones fueron concebidos por otros seres humanos.

Corán

¡Oh seres humanos! En verdad que os hemos creado de un varón y una hembra, os hemos convertido en tribus y familias para que os podáis conocer mutuamente (y así establecer relaciones mutuas y cooperativas, no para que os enorgullezcáis en vuestras diferencias de raza o categoría social, y hagáis enemigos). Sin duda el más noble, el más honorable de vosotros ante Dios es aquel que es el mejor en la piedad, la rectitud y la reverencia hacia Dios. Sin duda Dios es Omnisapiente, el Consciente de todo.

Las habitaciones privadas (Al-Huyurat) Sura 49, versículo 13.

El islam, según este texto, ratifica que los seres humanos fuimos creados por otros seres humanos quienes trasmitieron lo que han recibido. 

Y aquel que salve una vida será como si le hubiese salvado la vida a toda la humanidad. La Mesa (Al-Maidah) Sura 5, versículo 32.

Una de las ideas más distintivas y exigente del judaísmo es su ética de la responsabilidad, la idea de que Dios nos invita a convertirnos, en sus “socios en la obra de la creación”. El Dios que creó el mundo rezumando amor nos invita a crear rezumando amor. El Dios que nos dio el don de la libertad nos pide que lo utilicemos para honrar y realzar la libertad de los demás. Dios, el otro divino, nos pide que tendamos la mano al otro humano. Más que un partícipe estratégico, Dios es un maestro. Más que hacer nuestra voluntad, nos muestra cómo hacer la Suya. La vida es el llamamiento de Dios a la responsabilidad.

De todas las generaciones a lo largo de la historia, la nuestra es la que más se ha empeñado en ver al individuo como la única fuente de significado. 

Los finos hilos de conexión que antaño mantuvieron unidas a familias, comunidades y sociedades se han ido aflojando. Nos hemos convertido en seres solitarios en busca de la mera realización personal. Pero lo más seguro es que estemos equivocados. La vida en soledad no es sino la mitad de una vida. Una vida a perseguir la satisfacción del deseo no es en absoluto satisfactoria y nunca sacia todos nuestros deseos. Por lo tanto, nos conviene recordar que existe algo llamado “ética” y que ese algo anida en la vida que vivimos juntos y en los bienes que compartimos, los bienes que sólo existen gracias precisamente a que son compartidos.    

Concepto de paz

Los profetas del antiguo Israel fueron los primeros en la historia que concibieron la paz como un ideal. Lo hicieron con palabras que han trascendido desde esos días hasta hoy, siendo las más famosas las del profeta Isaías, grabadas en una placa frente al edificio de las Naciones Unidas de Nueva York, que dicen: “Forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podadoras. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.”

A esta distancia es difícil percibir cuán revolucionarias fueron estas palabras en una época que entendía la guerra como algo inevitable y noble, el escenario de la virtud y la cancha de exhibiciones de coraje. 

Los místicos consideraban que esto estaba escrito en la estructura del cosmos. Las tormentas y las inundaciones eran choques de los elementos personificados en forma de dioses. 

La literatura de la antigüedad narraba historias de batallas legendarias y héroes épicos. Las virtudes militares eran la prueba de la masculinidad y la fuerza. Todavía en 1914 los jóvenes de toda Europa celebraban la oportunidad de luchar y, si era preciso, morir por una causa noble. Fueron necesarios años de guerra de trincheras, millones de muertos y la naciente comprensión de que la guerra en sí no tenía sentido para que reinara una mayor sensatez en Europa.

El historiador del siglo XIX Sir Henry Maine dijo: “La guerra es tan antigua como el hombre, pero la paz es una invención moderna.”

La paz es una paradoja

Muchas religiones y culturas alaban la paz y condenan el conflicto y la guerra, pero participan en la guerra y, a menudo, están en conflicto. En la guerra, incluso la gente corriente alcanza la heroicidad. En la búsqueda de la paz, incluso los héroes suelen tener miedo de arriesgarse. Se aplaude a aquellos que muestran coraje en el fragor de la batalla. Aquellos que se arriesgan por la paz, como Lincoln, Gandhi, Martin Luther King, Anwar el Sadat e Isaac Rabin son, en demasiados casos asesinados.

Ello es así porque la paz puede llegar a parecer una especie de traición. Implica compromiso y conformarse con menos de lo que uno quisiera. 

La guerra apela al sentido de identidad más básico, hay un nosotros y un ellos, hay enemigos y amigos, y no es posible confundirlos.  

Por lo general, cuando una religión habla de paz se refiere a la “paz según la interpretamos”. “Nuestra fe defiende la paz, nuestros textos sagrados alaban la paz, por consiguiente, si el mundo compartiera nuestra fe y nuestros textos habría paz”. Lamentablemente, este camino no conduce ni puede conducir a la paz porque se basa en la conversión del mundo, ya sea al cristianismo, al islam, al liberalismo o a la democracia, a la economía de mercado o a cualquiera de los movimientos que postulan la verdad global o la salvación universal.

La paz así es parte del problema, no de la solución

No tiene en cuenta las diferencias insalvables entre culturas, creencias, ideologías o filosofías de vida que, para bien o para mal, hacen de nuestro mundo lo que es.     

El judaísmo es el guardián de un sueño antiguo, pero aún posible. Sanar donde otros hieren, reparar donde otros destruyen, redimir el mal transformando sus fuerzas negativas en bien; estos actos llevan el sello de la ética de la responsabilidad, diamante de la fe absoluta en que Dios nos insta a ejercer nuestra libertad convirtiéndonos en Sus socios en la obra de la creación. Y si nos equivocamos, el bien que hagamos persistirá. Nuestros actos seguirán siendo una bendición para los demás. Levantándolos, nos habremos levantado a nosotros mismos. En mi (Rabino Jonathan Sacks) esta visión afirma los aspectos positivos de la vida: el coraje de asumir el riesgo de la responsabilidad convirtiéndonos en coautores junto a Dios del mundo que debería ser.  

Textos utilizados

Tanaj (Biblia hebrea) Traducción, Supervisión, notas y comentarios del Rabino Marcos Edery.

La Biblia Latinoamericana. Texto integro traducido el hebreo y del griego. Editorial San Pablo. Editorial Verbo Divino.

El Sagrado Corán y Su interpretación comentada por Ali Ünal.

Sanar un Mundo Fracturado. La Ética de la Responsabilidad. Jonathan Sacks.

Abril de 2024

Nisan de 5784

Última modificación: sábado, 20 de abril de 2024, 22:03