"El Evangelio en aquel primer contexto"
Marcelo Aptekmann
El Domingo 28 de Julio en las iglesias se leerán varios fragmentos bíblicos. ¿Qué es lo que habrán leído y entendido en esos textos los discípulos judíos de Jesús de los primeros siglos? Dice el Evangelio: Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. (Juan 6:11).
Continúa el Evangelio: Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. Juan (6:12-13). Las doce cestas, recogidas tal vez por Sus doce apóstoles, se corresponden con las doce tribus de Israel. En los días de Jesús, de varias de esas tribus exiladas hacía siglos por los Asirios, quedaba el recuerdo y el anhelo popular de que volviesen.
El Leccionario nos ofrece varias claves para interpretar esta última parte del fragmento del Evangelio. Por ejemplo la antífona de entrada: Dios habita en Su santa morada. Él congrega en Su casa a los dispersos. Él dará poder y fortaleza a Su pueblo. (Salmo 67: 6-7, 36). Los dispersos, …para un lector judío del siglo Iª...¿Son los descendientes de la casa de Israel, las diez tribus dispersadas por los Asirios? Queda también insinuada otra pregunta: ¿Sobrevivirán esta vez los judíos a las hordas romanas, como ya una vez habían sobrevivido a las de los Asirios?
Concluye la lectura del Evangelio con: Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. (Juan 6:14-15).
¿En qué sentido la multiplicación de los panes lo señalaba a Jesús como profeta? Sus seguidores y discípulos todavía no conocían el credo de Su naturaleza divina. El Leccionario ya nos ha puesto, antes de llegar a la lectura del Evangelio, en contacto con otros textos bíblicos que avalan esa interpretación del sentido de la multiplicación de los panes. La primera lectura de la liturgia de este Domingo es 2 Reyes 4:42-44, que narra que el profeta Eliseo también dio de comer a una multitud, a pesar de solamente contar con unos pocos panes.
También la segunda lectura, un fragmento de la epístola a los Efesios, aporta elementos para interpretar ¿qué sentido que tuvo el Evangelio para los primeros discípulos de Jesús, los judíos del siglo Iª ?
Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos (Efesios 4:1-6).
La humildad y mansedumbre eran consideradas defectos por la mayoría de los pueblos de aquella época y ciertamente no eran consideradas valores positivos entre los romanos, pero eran cualidades especialmente elogiadas en la cultura judía y en sus sagradas escrituras (ver Proverbios 16:19). Las normas de convivencia de los judíos de Qumran prohibían subvertir estas cualidades.
Por otra parte, San Pablo enumera la unidad en siete formas: un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios. Estas siete referencias a la Unidad son expresión del judaísmo de Pablo, porque el siete es un número muy especial en el misticismo judío y por el reiterado énfasis en la Unidad, que recuerda a Deut 6:4 y a la declaración de la unidad de Di-s del rezo rabínico de los Sábados por la tarde.