Marcelo Aptekmann

 

Shalom!

El próximo Domingo 20 de octubre, en las Iglesias se leerá del Evangelio según San Marcos: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, que se haga siervo de todos (Marcos 10:42). 

Ese mismo día, los judíos disfrutaremos de un agradable momento entre amigos y familia, celebrando la festividad de Sucot (la de los tabernáculos). Parecería que nada tienen en común lo uno con lo otro, pero hay una profunda conexión entre la enseñanza que Jesús imparte a Sus discípulos y la fiesta de Sucot.

Jesús enseña que otro tipo de reino es posible, y que ese otro reino está próximo. Que todos podemos tener esperanzas de ver el mundo en el que la humildad y el amor gobiernan y en el que los que en esta tierra son tenidos por gobernantes no son los verdaderamente poderosos. Esa enseñanza de Jesús va mucho más allá de las circunstancias de un momento histórico. Tal vez alguno de Sus discípulos entendió que les decía que pronto Jerusalem se liberaría de la tiranía de los reyes Herodianos y de la ocupación militar romana, pero Su enseñanza es mucho más Universal (y también más vinculada a Sucot).

Hoy en día, durante la semana festiva de Sucot, algunos nos mudamos a unas precarias chozas (que se llaman Sucot), para recordar que: Yo (Di-s) hice vivir a los israelitas en Sucot cuando los saqué de la tierra de Egipto (Levítico 23:43). Sucot es la fiesta de la cosecha, al comienzo del otoño (en Tierra Santa), pero la Torá también explica que la festividad conmemora el tiempo en que los israelitas vivíamos en chozas, en el desierto, después de salir de Egipto.

Esta enseñanza de La Torá transforma los días de la cosecha en recordatorios de los grandes milagros que sucedieron en la época de nuestros antepasados. Al hacernos recordar y resaltar nuestro vínculo con la sobrenaturalidad, más que el que obviamente tenemos con la naturaleza, la Torá usa estos festivales para desviar nuestra atención del mundo de la naturaleza y atarnos. . . a Aquel que trasciende la naturaleza.

Hoy en día, para muchos judíos no observantes, Sucot es una festividad vagamente conocida, que involucra construir chozas con techos hechos de hojas de palma. Pero Sucot era una fiesta central para los judíos en la antigüedad. En la época grecorromana, si se hubiera encuestado a los judíos sobre cuál de las festividades judías era la más importante (además del Shabat semanal), Sucot, la fiesta de los tabernáculos, bien podría haber resultado ganadora. Una encuesta entre los no judíos sobre las festividades judías probablemente habría llegado a la misma respuesta.

Succot es la más universalista de todas las festividades judías.

El profeta Zacarías dice que llegará un momento en que los sobrevivientes de todas las naciones que han atacado a Jerusalén subirán, año tras año, para adorar a Dios y celebrar la fiesta de Sucot, y si alguno de ellos no lo hace, no tendrá lluvia ese año (Zacarías 14:16-17).

Esta es la única fiesta judía de la que se dice que será celebrada por toda la humanidad, por todas las naciones.

De hecho, los 70 toros que en la época de Jesús eran sacrificados durante Sucot en el Templo de Jerusalem, representan a las 70 naciones que se conocían en esa época.

En los días de Jesús, la festividad de Sucot era ampliamente celebrada en Tierra Santa, y muchos gentiles participaban de esa celebración, que en aquél entonces tenía un significado claramente vinculado al fin de los tiempos del sufrimiento. Ya en los Salmos de Salomón (del siglo II. a.E.C.), encontramos la descripción de un redentor mesiánico, descendiente de David, que purificará a Jerusalén y convocará la adoración de muchos gentiles: Para que las gentes vengan de los confines de la tierra a ver su gloria... y para ver la gloria del Señor. (Salmo de Salomón 17:31).

Tan significativa era en aquella época la peregrinación de los gentiles a Jerusalén -para el pensamiento judío (apocalíptico)- que varios historiadores han argumentado que el afán de Pablo por difundir el mensaje de la redención a través de Cristo a los gentiles, se puede explicar como un esfuerzo por apresurar la manifestación de este aspecto de la consumación de la historia. En otras palabras: si el futuro fin de los tiempos traerá la conversión de los gentiles, entonces la conversión de los gentiles puede acelerar la llegada el fin de los tiempos, cuando el Mesías regresará.

El libro del profeta Zacarías imagina un tiempo en el que todas las naciones vendrán al Templo de Jerusalén en Sucot. El significado escatológico del festival en el período del Segundo Templo se insinúa también en el libro de Enoc, en el libro de Apocalipsis y en las monedas acuñadas durante la gran rebelión y la rebelión de Bar Kojba (año 73 y año 135).

La representación en Zacarías 14 de una peregrinación gentil a Jerusalén en el futuro idealizado se basa en una idea muy extendida en la antigua escatología judía, que también es expresada en la profecía de Isaías En los días venideros, el monte de la casa de YHWH se levantará firme sobre los montes y se elevará sobre las colinas; y todas las naciones la contemplarán con alegría. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, subamos al monte de YHWH, a la casa del Dios de Jacob; para que nos instruya en sus caminos, y para que andemos por sus sendas. (Isaías 2:2-3)

Una conexión aún más explícita entre la redención mesiánica y Sucot, y una peregrinación escatológica de los gentiles, la encontramos luego en el Libro de Apocalipsis, el último libro del Canon del Nuevo Testamento. Probablemente escrito entre el año 73 y el 135, describe una serie de pruebas y tribulaciones que ocurrirán en los últimos tiempos, antes de la victoria de Cristo (representado como el Cordero) sobre Roma, (representado como la ramera de Babilonia), seguida de un gran juicio, un nuevo cielo y tierra, y una nueva Jerusalén.

Pero ¿por qué justamente Sucot? Porque en esta fecha deponemos los símbolos de poder y riqueza. Recordamos con humildad que: sea lo que sea que tengamos, inclusive nuestra vida misma, todo nos ha sido dado por nuestro Creador. Vivimos en moradas precarias y despojadas de lujo superfluo, pero vivimos con alegría los momentos dedicados a reencontrarnos con nuestros seres queridos, con amigos, para disfrutar juntos de la esperanza.

Nos sacó de la opresión en Egipto, con milagros. Nos da la Torá y nuestras tradiciones para que aprendamos a vivir con gratitud y para que podamos hacer de este mundo un lugar mejor, más justo, y podamos ir dejando atrás los insultos del poder, mientras nos preparamos para el mundo que se viene… Esta es la enseñanza que a los judíos nos ofrece Sucot, y me parece que tiene mucho que ver con lo que: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, que se haga siervo de todos (Marcos 10:42) les ofrece a nuestros hermanos cristianos.

Shalom Shalom

Last modified: Thursday, 17 October 2024, 10:01 AM