celebrar en casa... una propuesta
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TRIDUO PASCUAL | “Acompañamos a Jesús en su pasión y resurrección” | Federico cp y Carlos cp
“Cómo contarle a mi gente que sos el Dios de la Vida”
Algunas aclaraciones:
- Esta celebración busca contemplar a Jesús en lo que se llama: “El triduo pascual”: El jueves santo: “La última cena”; el viernes santo: “El camino y la muerte en cruz” y el sábado de noche-domingo de Pascua: “Su resurrección”.
- Ustedes decidan si hacen la celebración en partes o toda junta.
- Necesitamos cuatro símbolos: Una vela, una jarra con agua, una cruz y un frasco de perfume.
- La canción: “Cómo contarle a mi gente” nos ayudará a darle un sentido de unidad a este triduo pascual.
- Queremos seguir cultivando a este “peregrino, peregrina de esperanza”, que Francisco papa nos invita a revitalizar en este año jubilar.
Primer paso: Contemplamos a Jessús en la última cena .
- Encendemos una vela: Símbolo del fuego vivo de Jesús que arde en medio de nosotros. Reconocemos que nos encontramos en el Nombre del Dios Padre-Madre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
- Sus discípulas y discípulos que estaban en esa última cena, lo vieron apasionado por el Reino-Sueño de Dios durante tres años. Vieron a su Maestro que hizo todo lo que pudo para que comprendieran que el Dios de la vida nos está convocando a vivir plenamente.
- Trabajó mucho para que se sintieran de verdad, hermanas y hermanos, que pudieran sentir que Dios es Abba, Padre y Madre. Por eso podemos imaginarlo a Jesús cantando junto con ellos y ellas en aquella última cena: “Cómo contarle a nuestra gente que sos el Dios de la Vida”.
Como contarle a mi gente
Carlos Saracini cp
¿Cómo contarle a mi gente... que sos el Dios de la Vida,
que no estás con nosotros jugando a la escondida?
¿Cómo contarle a mi gente... que respetas firmemente
la libertad que nos diste y así vivir plenamente?
¡Parece mentira, Padre, cómo te hemos usado:
Vos te hiciste cercano y nosotros te alejamos!
¡Parece mentira, Padre, cómo te hemos usado
para ocultar nuestros miedos y oprimir tantos hermanos!
Si sos como la TIERRA que sostiene nuestra Vida,
te buscamos en el cielo y estás en cada esquina.
¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO, PADRE, ACEPTAR CON HUMILDAD
ESTA HUMANIDAD QUE SOMOS, TIERRA QUE ANDA, EN LIBERTAD?
- Con lo que nos quedó resonando al imaginarlo a Jesús y sus discípulas y discípulos escuchemos lo que nos recuerda la comunidad de Juan, algo muy importante que pasó en aquella última cena.
“Entonces se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos; y luego se los secaba con la toalla que se había atado. Cuando terminó de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, siendo el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado ejemplo, y ustedes deben hacer como he hecho yo. En verdad les digo: El servidor no es más que su patrón y el enviado no es más que el que lo envía. Pues bien, ustedes ya saben estas cosas: felices si las ponen en práctica”. (Jn.13, 4-5. 13-17)
Reflexión:
- Jesús es Maestro porque dice y hace, por eso tiene autoridad. La etimología de la palabra “autoridad” significa “ser autor de tu propia vida”. Sus discípulos y discípulas a lo largo de esos tres años intensos lo vieron sirviendo todo el tiempo, es decir: “lavando los pies”. Lo vieron feliz.
- Es probable que en ese momento hayan recordado esa vez que estaban en una barca para irse a otro lugar para descansar, después de haber estado ayudando a mucha gente. Sin embargo cuando bajaron de la barca Jesús vio a una muchedumbre y sintió compasión, porque estaban como “ovejas sin pastor”. Cambió los planes y se puso a enseñarles largo rato. Ese fue el momento en que realizó el milagro de la confianza. Sus palabras fueron entibiando el corazón de los presentes y al juntarse en grupos pequeños empezaron a compartir lo que tenían guardado bajo la túnica. Podemos imaginar la alegría de todas y todos.
- Por eso les dice: “felices si lo ponen en práctica”. Como si les dijera: “Esto de lavar los pies lo hemos vivido muchas veces, hemos sentido esa alegría en nuestro pecho. Sigan haciéndolo”.
- Todas y todos hoy hemos vivido la alegría de servir, de “lavar los pies” y de que otros nos “laven los pies”. Se trata de una manera de vivir, de estar disponibles para ser solidarios, para dar una mano. La felicidad que sentimos cuando hacemos una “gauchada”.
- También es cierto que a veces no nos brota, lo hacemos a contrapelo. El Maestro nos invita a que superemos la pereza y las contradicciones, para que vivamos esta bienaventuranza del servicio. No es servilismo, es sumarnos a esta danza de Dios Padre y Madre que nos convoca a seguir multiplicando el bien desde el amor.
Gesto orante:
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- Colocamos la jarra de agua en el centro, junto al cirio y nos quedamos un rato en silencio para que Jesús nos hable y así seguir despertando a este peregrino y peregrina de esperanza que habita en nosotros.
- ... Silencio orante.
- Colocamos la jarra de agua en el centro, junto al cirio y nos quedamos un rato en silencio para que Jesús nos hable y así seguir despertando a este peregrino y peregrina de esperanza que habita en nosotros.
- Si nos brota podemos escribirle algo a Jesús.
Segundo paso: Contemplamos a Jesús Crucificado
- Seguimos acompañando y aprendiendo de nuestro Maestro.
- Despues de la última cena, fue al monte de los olivos a rezar. Ahí lo tomaron preso. Luego de inventarle un juicio injusto y de torturalo, tuvo que cargar su propia cruz, aunque al final de ese vía crucis, necesitó que otro lo haga por él. En el lugar de la calavera lo crucificaron.
- Escuchemos lo que nos dice el Evangelio de Marcos en el momento de la muerte de Jesús.
“Llegado el mediodía, la oscuridad cubrió todo el país hasta las tres de la tarde, y a esa hora Jesús gritó con voz potente: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Al oírlo, algunos de los que estaban allí dijeron: «Está llamando a Elías.» Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vinagre, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, diciendo: «Veamos si viene Elías a bajarlo.» Pero Jesús, dando un fuerte grito, entregó su espíritu. En seguida la cortina que cerraba el santuario del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo”. (Mc.15, 32-38)
Reflexión:
- Jesús vive su fe a pleno. Recordemos que la fe también es pregunta, es duda. Esa pregunta esta dirigida a su Dios Abba: “Dios mío, Dios mío... ¿por qué me has abandonado?”.
- El silencio de Dios Padre y Madre es un silencio doliente. Se queda mudo frente a tanta crueldad, tanta injusticia, tanto dolor. También es un silencio denunciante porque deja al desnudo esa lógica perversa del poder que oprime y mata.
- Un silencio que acepta las reglas de juego de la libertad, que él mismo y Jesús han respetado hasta el final. Para amar es necesario ser libres. Un silencio para que Jesús nos siga enseñando, desde la cruz , que el amor no se impone, ni se mendiga, el amor se ofrece.
- Es un amor que deja al desnudo cómo Dios nos ama, ofreciendo su amor, por eso la cortina del templo se raja de arriba hacia abajo. Gracias a Jesús sabemos que ya no hay sagrado y profano, todo es sagrado para Dios: Toda Su creación y todos los seres humanos son sagrados para Dios porque somos sus hijas y sus hijos.
La comunidad de Lucas lo recuerda de esta manera
“Hacia el mediodía se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. En ese momento la cortina del Templo se rasgó por la mitad, y Jesús gritó muy fuerte: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y dichas estas palabras, entregó su espíritu”. (Lc. 23,44-45)
Reflexión:
- La fe también es confiar, por eso además de la pregunta: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?”, le dice: “Padre en Tus Manos encomiendo mi espíritu”.
- En los dos Evangelios nos dice la misma expresión: “...entregó el espíritu”. Jesús desde la cruz nos entrega Su Espíritu lúcido, sabio, valiente, compasivo, creativo, servicial... para que sigamos sumándonos a este sueño reino de Dios.
Gesto orante:
- Junto al agua y el cirio encendido, colocamos la cruz.
- Podemos respirar hondo y sentir que recibimos Su Espíritu desde la cruz. Que nuestro peregrino y peregrina de esperanza se llene de Su Espíritu.
- Nos quedamos un rato en silencio.
- Con todo lo que estamos rezando, vamos imaginar que los que recibimos ese “espíritu de Jesús” cantamos:
¿Cómo contarle a mi gente...que no marcas el destino
y no estás repartiendo por todos lados premios y castigos?
¿Cómo contarle a mi gente... que no sos un gran mago
sino que estás con nosotros luchando mano a mano.
¡Parece mentira, Padre, cómo te hemos usado...
para sembrar tanto odio, si en tu Nombre hemos matado!
¡Parece mentira, Padre, cómo te hemos usado...
para echarte la culpa y nunca hacernos cargo!
Si sos como el VIENTO soplando en todos lados,
alentando este sueño de un mundo más humano.
¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO, PADRE, ACEPTAR CON HUMILDAD
ESTA HUMANIDAD QUE SOMOS, TIERRA QUE ANDA, EN LIBERTAD?
Tercer paso: Contemplamos a Jesús Resucitado.
- Tratemos de ponernos en el lugar de las discípulas y discípulos. Si bien Jesús les había dicho una y otra vez que no era un “todopoderoso”, que Dios respeta nuestra libertad, por eso les insistía que “el que quiera seguirme que cargue con su cruz y me siga”, que asuma las consecuencias de sus decisiones, pero nunca esperaron este final. Estaban destrozados.
- Habrán mirado hacia el cielo muchas veces, mientras lo estaban crucificando, rogando para que Dios interviniera para frenar esa locura y crueldad, tan injusta sobre su maestro y amigo. Ese viernes y sábado estaban destruidos y con mucho miedo, porque si hicieron eso con su maestro tambien lo podían hacer con ellos y ellas.
- La comunidad de Lucas, que nos ayuda a contemplar la importancia que tenía para Jesús y para esa comunidad “las mujeres”, nos narra la experiencia de la resurrección de esta manera. Escuchemos.
“El primer día de la semana, muy temprano, fueron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Pero se encontraron con una novedad: la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida, y al entrar no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar, pero en ese momento vieron a su lado a dos hombres con ropas fulgurantes. Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea: el Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado, y al tercer día resucitará.» Ellas entonces recordaron las palabras de Jesús. Al volver del sepulcro, les contaron a los Once y a todos los demás lo que les había sucedido. Las que hablaban eran María de Magdala, Juana y María, la madre de Santiago. También las demás mujeres que estaban con ellas decían lo mismo a los apóstoles. Pero no les creyeron, y esta novedad les pareció puros cuentos. Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro; se agachó y no vio más que los lienzos. Así que volvió a casa preguntándose lo que había pasado”. (Lc. 24, 1-12)
Reflexión:
- Las mujeres de madrugada, en medio de la oscuridad, arriesgándose, realizan este gesto de amor y ternura para honrar la vida de su maestro y amigo. Este Jesús que las puso de pie, que les enseñó a reconocerse dignas, hijas de Dios.
- Se encontraron con algo inesperado: “La piedra había sido removida y que no estaba el cuerpo de Jesús”. La angustia y el miedo casi las paralizó. Pero al recordar, al volver a pasar por el corazón las palabras del Maestro, sintieron en lo profundo de su ser: “¡No está aquí, ha resucitado!”.
- Cuando fueron las mujeres y les contaron lo que les había sucedido no les creyeron. La experiencia del Resucitado se vive y se contagia; pero cada uno y cada una tiene que hacer su propia experiencia. Pedro fue al lugar corriendo, vió algunos signos y se quedó con preguntas. La fe de Pedro empezaba a arder... porque las preguntas son parte de la fe, ya lo hemos dicho.
- Ese perfume que llevaban las mujeres para cuidar “el cuerpo de Jesús”, se transformó en el perfume del resucitado. Ellas iban compartiendo su buena noticia, su Evangelio de que estaba vivo y dándose cuenta o sin darse cuenta el perfume del resucitado empezó a despertar esta convicción que: “la muerte no es la última palabra, bien adentro de nosotros lo sabemos. Antes y después de ella está la vida, el amor en el final y en el comienzo”.
- Esta es la convicción que late en lo profundo de “los peregrinos y las peregrinas de esperanza” que creemos en Jesús crucificado-resucitado.
Gesto orante:
- Junto al agua, el cirio encendido, la cruz, colocamos el perfume.
- Nos quedamos en silencio, respirando ese perfume del resucitado, contemplando los otros tres símbolos.
- Nos quedamos un rato en silencio.
- Con todo lo que estamos rezando, vamos a imaginar a esas mujeres valientes que cantan con nosotros:
¿Cómo contarle a mi gente...que no nos vas probando
porque confías en nosotros y están tus huellas en mi barro?
¿Cómo contarle a mi gente... que siempre te estás "filtrando"
que estás en cada mirada, en cada gesto, en cada abrazo?
¡Parece mentira, Padre, cómo te hemos usado:
hemos creado un ídolo tomando Tu Nombre en vano!
¡Parece mentira, Padre, cómo te hemos usado...
para crear jerarquías y divisiones entre hermanos.
Si sos como el AGUA que tanto necesitamos:
venís a nuestro encuentro en Jesús tan humano.
¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO, PADRE, ACEPTAR CON HUMILDAD
ESTA HUMANIDAD QUE SOMOS, TIERRA QUE ANDA, EN LIBERTAD?
ORACIÓN FINAL
- Al desearnos: “Feliz Pascua”, hoy lo podemos traducir de esta manera: “Felices los que lavan los pies”; “felices los que preguntan y confían como Jesús en la cruz”; “Felices los que con ternura y coraje lo descubren a Jesús vivo, como las mujeres”; “Felices los que desparraman el perfume del resucitado ahí donde están”.
- ¿Qué otros “felices” te brotan?
- ...
- Una propuesta: Esto que estuviste rezando te invitamos a compartirlo con otros como a vos te parezca mejor, a través de gestos o palabras. Visitando a otros o mandando un mensaje o llamándolo por teléfono.
- Junto con Jesús Resucitado rezamos a nuestro Dios Padre y Madre, para seguir renovando a esta peregrina y este peregrino de esperanza que habita en nosotros, como nos invita nuestro querido Francisco papa, en este año jubilar: “Padre nuestro...”
- También le pedimos a María que nos ayude a llevar este perfume del Resucitado: “Dios te salve María...”
- Durante este tiempo te invitamos a ir desparramando este perfume del Resucitado ahí donde estemos. Nosotros sabemos que no solo se trata de proclamar estos “felices los que...”, sino sobre todo vivirlos y contagiarlos.
Con alegría les ofrecemos esta celebración.
De corazón: ¡Feliz, fecunda Pascua!
Sus hermanos Federico José cp y Carlos cp
De un tal Jesús les proponemos escuchar, al menos estos tres. Pueden escuchar muchos más
- Ultima cena: Nº110 “La cena de pascua”
https://youtu.be/RIlBVV_dOI0?si=9ky7GLNW9l3VLO79
- La Cruz: Nº122 “Hasta la muerte en cruz”
https://youtu.be/sk3Gmfa1x9g?si=ScG0UBngnYGOKEJG
- El Resucitado: Nº125 “El primer día de la semana”
https://youtu.be/l6KMENBy5-U?si=ZJcJgyr6rRW2ttmh