“Entrar en la dinámica del perdón”
Primer paso: Contemplamos nuestra vida |
- Hacemos explícito que nos reunimos en Su Nombre. En el Nombre de este Dios que es Amar, que es Padre-Madre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
- Le pedimos a la poesía y a la música, que vaya despertando y templando nuestro corazón a traves de esta canción: “Los que se animan” de Rodrigo Siamarella.
LOS QUE SE ANIMAN
Rodrigo Siamarella
Imagina todo lo que puedas, haciendo caso a tus sentimientos,
y contarás una historia.
A trazo lento pero seguro, llevando el pulso de la confianza,
autografiando tu rumbo.
Una quimera vuela muy alto, y en el recuerdo se ve nublado
mejor andar el presente.
Que todo pasa y que nunca vuelve, pero se lleva dentro por siempre,
todo el amor recibido.
No habrá festejo sin un fracaso ni aprendizajes sin sus errores
tropiezan los que se animan.
Imagina todo lo que puedas. Haciendo caso a tus sentimientos
Y contarás una historia.
Tiempo personal:
- Nos dice el poeta: “No habrá festejo sin un fracaso, ni aprendizajes sin sus errores, tropiezan los que se animan”. Es muy probable que estemos de acuerdo con esta afirmación; si es así...
- Te invitamos a recordar algunos de esos “festejos-fracasos”; “aprendizajes-errores” que te animaste a vivir, con ganas o sin ganas: ¿Qué le regalaron a tu vida?
- Si te parece, lo podes escribir.
- Te proponemos compartirlo. Si estas sol@, lo podes hacer después.
Reflexión:
- Recién cantamos: “Imagina todo lo que puedas, haciendo caso a tus sentimientos, y contarás una historia”. Tod@s necesitamos entrar en contacto con nuestros sentimientos, con lo que habita en nuestras entrañas, una y otra vez, porque vivimos muy apurados. Nuestro mundo interno está poblado de vida, de sueños y miedos, heridas abiertas y heridas que han sanado; hay mucha fecundidad en nosotros, aunque nos cueste reconocerla. Aprender a saborear la vida: “a trazo lento pero seguro, llevando el pulso de la confianza, autografiando tu rumbo”, es todo un desafío.
- Necesitamos seguir aprendiendo a ponerle: “mi propia firma”, “autografiando”, lo que vamos viviendo, haciéndonos cargo de nuestra libertad. También es fundamental reconocer “la firma de los otros”, valorarla. Vale la pena y la dicha: “andar el presente”; “porque todo pasa y que nunca vuelve, pero se lleva dentro por siempre, todo el amor recibido”. Necesitamos agradecer, una y otra vez “ese amor recibido”, los vínculos que hemos ido creando y sosteniendo en el tiempo. Un corazón agradecido nos permite contemplar y escuchar mucho mejor todo el bien que nos rodea.
- Algo más: “No habrá festejo sin un fracaso ni aprendizajes sin sus errores tropiezan los que se animan”. Recién los invitábamos a preguntarnos qué le regalaron a nuestra vida esos “festejos-fracasos”, “aprendizajes-errores”. Tod@s sabemos que, aunque nos cueste, de estas experiencias, aprendemos a saborear la vida.
- Nos hace mucho bien que nuestras relaciones “fluyan”... sin embargo por diferentes razones llegan los conflictos, las posturas diferentes y entonces necesitamos “desensillar hasta que aclare”. Necesitamos detenernos, “ir a trazo lento pero seguro, llevando el pulso de la confianza, autografiando nuestro rumbo”. Necesitamos “escuchar-nos, escuchar y empatizar mucho más con el otro y así ir entrando en la dinámica del perdón, que nos ayudará a “volver a empezar” y a aprender de todo lo vivido. Una dinámica que nos irá humanizando, así “contaremos nuestra historia”.
- Esta reflexión, ¿Qué me provoca?, ¿Qué me hace sentipensar?
Segundo paso: Escuchamos el Evangelio, La Sabiduría de Jesús |
Antes del Evangelio, te invitamos a hacer un instante de silencio y así disponer nuestro corazón para la escucha atenta de Jesús.
Escuchemos a la comunidad de Mateo 18, 21- 35
“Entonces Pedro se acercó con esta pregunta: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas de mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contestó: «No te digo siete, sino setenta y siete veces.» «Aprendan algo sobre el Reino de los Cielos. Un rey había decidido arreglar cuentas con sus empleados, y para empezar, le trajeron a uno que le debía diez mil monedas de oro. Como el hombre no tenía con qué pagar, el rey ordenó que fuera vendido como esclavo, junto con su mujer, sus hijos y todo cuanto poseía, para así recobrar algo. El empleado, pues, se arrojó a los pies del rey, suplicándole: «Dame un poco de tiempo, y yo te lo pagaré todo.»
El rey se compadeció y lo dejó libre; más todavía, le perdonó la deuda. Pero apenas salió el empleado de la presencia del rey, se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas. Lo agarró del cuello y casi lo ahogaba, gritándole: «Págame lo que me debes.» El compañero se echó a sus pies y le rogaba: «Dame un poco de tiempo, y yo te lo pagaré todo.» Pero el otro no aceptó, sino que lo mandó a la cárcel hasta que le pagara toda la deuda. Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a su señor.
Entonces el señor lo hizo llamar y le dijo: «Siervo miserable, yo te perdoné toda la deuda cuando me lo suplicaste. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero como yo tuve compasión de ti?» Y hasta tal punto se enojó el señor, que lo puso en manos de los verdugos, hasta que pagara toda la deuda. Y Jesús añadió: «Lo mismo hará mi Padre Celestial con ustedes, a no ser que cada uno perdone de corazón a su hermano.»
Nos quedamos un rato en silencio para que siga resonando en nosotros el Evangelio. Si quieren lo pueden volver a leer o volver a escuchar, para seguir contemplando al Maestro.
Reflexión:
- La comunidad de Mateo nos sigue compartiendo en este capítulo 18 cómo en medio de los conflictos, ell@s pueden “a trazo lento pero seguro, llevando el pulso de la confianza, autografiando su rumbo”; por eso nos convocan a entrar en la dinámica del perdón, como lo hizo Jesús. La comunidad “le pone la firma” a esta decisión de amar, de vivir plenamente porque confía en el Dios Abba, ese “Padre-Madre nuestro” que Jesús les enseñó a amar.
- Para entrar en esta dinámica del perdón, la parábola nos ofrece una clave: “la compasión”; tres veces utiliza este verbo. “La compasión” es una de las puertas para vivir estos tres amores que nos humanizan: “Amar a Dios... al prójimo, como a uno mismo”.
- Miremos más de cerca esta afirmación tan contundente de Jesús: «No te digo siete, sino setenta y siete veces.» . José Antonio Pagola nos ayuda a seguir comprendiendo este texto.
-“Casi siempre que he escrito sobre el perdón he recibido cartas, por lo general anónimas, en que se me acusaba de hacer más difícil todavía la lucha contra la violencia, de olvidar el sufrimiento de las víctimas, no entender la humillación de quien ha sido traicionado por su cónyuge, no «tener los pies sobre el suelo» y cosas semejantes.
-No me resulta difícil comprender esta resistencia al perdón. ¿Cómo no voy a intuir la rabia, impotencia y dolor de quien ha sido víctima de la violencia, el desprecio o la traición? Pero, precisamente, el resentimiento y la agresividad que se advierte tras esas líneas me hacen ver con mayor claridad qué sería de un mundo en que se suprimiera el perdón.
-Hay un mecanismo de defensa bien conocido en Psicología. En virtud de un «mimetismo misterioso», quien ha sido víctima de una agresión tiende a su vez a ser malo imitando de alguna manera a su agresor. Se trata de una reacción casi instintiva que se desata en el inconsciente individual o colectivo y que puede incluso transmitirse de generación en generación.
-Si, en algún momento, no se produce una reacción de signo contrario, el mal tiende a perpetuarse. Cuando no se quiere o no se puede perdonar, queda en la víctima una «herida mal curada» que le hace daño a ella más que a nadie, pues la encadena negativamente al pasado. Por otra parte, el resentimiento instalado en una sociedad hace más difícil la lucidez para buscar caminos de convivencia y puede bloquear todo movimiento para encontrar solución a los conflictos.
-El deseo de revancha es, sin duda, la respuesta más instintiva ante la ofensa. La persona necesita defenderse de la herida recibida, pero, como advierte el conocido experto .J.M. Pohier, quien pretenda curar su herida infligiendo sufrimiento al agresor, se equivoca. El sufrimiento no posee un poder mágico para curar de la humillación o la agresión recibidas. Puede producir una corta satisfacción, pero la persona necesita algo más para volver a vivir de forma creativa. Lo decía hace mucho tiempo H. Lacordaire: «Quieres ser feliz un momento? Véngate. ¿Quieres ser feliz siempre? Perdona.»
-A veces se olvida que el proceso del perdón, a quien más bien le hace es al ofendido, pues lo libera del mal, hace crecer su dignidad y nobleza, le da fuerzas para recrear su vida, le permite iniciar nuevos proyectos.
-Cuando Jesús invita a perdonar «hasta setenta veces siete», está invitando a seguir el camino más sano y eficaz para erradicar de nuestra vida el mal. Sus palabras adquieren una hondura todavía mayor para quien cree en Dios como fuente última de perdón: «Perdonen y serán perdonados.»
- ¿Qué nos parece esta interpretación de este Evangelio?. Y... ¿Cómo la vinculamos con lo que veníamos reflexionando?
Tercer paso: “Dejarnos abrazar por Dios que es AMAR” |
- Generemos un espacio de mayor silencio y serenidad. Con todo que fue despertando este compartir los invitamos a volver a escuchar esta canción: “Los que se animan”. Dejemos que la poesía y la música sigan templando nuestro corazón.
- Si les parece podemos comentar lo que la canción nos esta provocando en este momento.
- Ahora como siempre hagamos una oración aun más explícita. Traemos al corazón diferentes situaciones que están resonando en nosotros, lo que esta pasando en nuestra familia, en nuestra comunidad, en nuestro lugar, nuestro país, en la humanidad, con nuestra madre tierra…
- Después de un rato de silencio.
- Dejamos que brote una oración de acción de gracias… de petición… de perdón…
- También, como nos pasa siempre… empezamos a traer la vida de los que están frágiles, los que estan enferm@s… aquell@s que han fallecido, que han vivido su pascua. Confiamos que están resucitad@s. Junto con ell@s decimos: “Padrenuestro...”.
- También le pedimos a María que nos ayude a vivir este arte que es amar al estilo de Jesús. Alégrate María...
- Recemos la oración por el mes de la Creación que nos regala Francisco, para entrar en esta dinámica de amar a nuestra Madre Tierra.
“Creador de todo, de tu comunión de amor brotó la vida como un río caudaloso y surgió todo el cosmos. En esta Tierra de amor desbordante, el Verbo se hizo carne y surgió con las aguas vivificantes proclamando la paz y la justicia para toda la creación. Llamaste a los seres humanos a labrar y cuidar tu jardín. Nos pusiste en relación recíproca con cada criatura, pero no escuchamos los gritos de la Tierra ni de los más vulnerables.
Rompimos con la fluida comunión de amor y pecamos contra ti al no salvaguardar las condiciones para la vida. Lamentamos la pérdida de tantas especies y de sus hábitats, nos aflige la pérdida de culturas humanas, junto con las vidas y los medios de subsistencia que han sido desplazados o han perecido, y nos duele ver la economía de muerte, guerra y violencia que nos hemos infligido a nosotros mismos y a la Tierra.
Abre nuestros oídos a tu Palabra creadora, reconciliadora y sustentadora que nos llama a través del libro de las Escrituras y del libro de la creación. Bendícenos una vez más con tus aguas vivificantes para que el Espíritu Creador permita que la justicia y la paz fluyan en nuestros corazones y se desborden en toda la creación. Abre nuestros corazones para recibir el agua viva de la justicia y la paz de Dios, y para compartirla con nuestros hermanos y hermanas que sufren, con todas las criaturas que nos rodean y con toda la creación.
Bendícenos para que caminemos juntos con todas las personas de buena voluntad, de modo que las muchas corrientes de las aguas vivas de la justicia y la paz de Dios se conviertan en un río caudaloso que recorra toda la Tierra. En el nombre de Aquel que vino a proclamar la buena nueva a toda la creación, Jesucristo”.
- Que el Espíritu nos de coraje para ponerle el cuerpo a esta oración.
Estamos contentos de poder ofrecerles esta celebración.
L@s abrazamos Federico cp, Gilberto cp y Carlos cp
Nos ayudan para armar estas celebraciones … |
1. JOSÉ ANTONIO PAGOLA
Si ponen en google “Comentarios bíblicos de José Antonio Pagola” se van a encontrar con sus reflexiones sobre los textos del domingo. Para cada domingo tiene varias homilías porque son de diferentes años.
2. Un Tal Jesús Nº 95 “Setenta veces siete”.
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